¡¡Relájate y disfruta!! Cuántas veces habré oído decir esto y cuántas veces he pensado "que fácil es decirlo"...porque para las personas que padecen ansiedad, relajarse y disfrutar es una tarea realmente complicada, ¡¡aunque no imposible!!
A lo largo de este tiempo he aprendido que para poder llevarlo a la práctica lo primero que hay que hacer es conocerse a uno mismo, hacer un buen chequeo de todas y cada una de las cosas que nos hacen sentir bien o mal. Hay que tener un profundo diálogo interior.
Para mi lo más importante fue empezar por reducir lo más posible todo lo que me producía estrés. Es verdad que hoy en día esto parece algo inevitable, miremos donde miremos encontramos múltiples fuentes potenciales de estrés dispuestas a robarnos toda nuestra energía y a perjudicar seriamente nuestra salud. Nos sobrecargamos con actividades por temor a sentir que desaprovechamos el tiempo y no nos permitimos momentos de no hacer nada, momentos de "simplemente estar", sentarnos, cerrar los ojos y respirar. En este punto he de decir que el yoga y la meditación me han ayudado muchísimo, pero de esto ya hablaré más adelante ¡porque da para mucho!
Una de las consecuencias de todo esto es que acabamos viviendo en un constante estrés y por ello terminamos pagando un elevado precio físico y mental. Por esta razón creo que resulta importantísimo empezar por reducirlo tanto como sea posible; que días hay muchos pero cuerpo...¡solo hay uno!
Existen un montón de posibilidades, pero como me comentaba recientemente un lector, cada persona es un mundo y lo que a mi me ha funcionado no tiene porque funcionarle a los demás. Por eso, como os decía al principio lo primero es nuestro diálogo interior. Yo suelo hacerlo en mi rincón favorito de la casa, ese rincón que me hace sentir en paz, serena, tranquila, sin distracciones y, por supuesto ¡sin teléfono!
Dedicarse un ratito a uno mismo no cuesta nada y puede ser el comienzo de un gran cambio.
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